La conducta alimentaria y la autoestima
Uno de los principales síntomas en un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) es la baja autoestima, expresándose como inseguridad, falta de aprobación y de respeto hacia sí mismas. La preocupación acerca del peso y la insatisfacción por la imagen corporal, constituyen los dos elementos básicos sobre los que se construye esta baja autoestima como producto de inferencias y creencias, muchas de ellas sujetas a distorsiones.
Los medios de comunicación, los grupos sociales y la familia suelen poner un estereotipo sobre lo que es bello o lo que es aceptable físicamente, lo cual hace que las personas con un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) se sientan presionadas por tener ese físico “ideal” y hagan lo posible por llegar a él, aunque esto implique hacer uso de prácticas poco saludables.
El tener una creencia sobre como debemos lucir o ser físicamente, hace que nos juzguemos todo el tiempo sobre que hacemos o como nos vemos, lo cual hace que tengamos una relación amor-odio con nuestro cuerpo y lo manifestemos en la comida, ya sea comiendo de más cuando estamos tristes o preocupados, o bien dejando de comer completamente por estas mismas razones.
Por lo tanto, es importante entender que es la autoestima, la cual se entiende como la valoración que tiene la persona sobre sí misma, de sus cualidades y características más significativas, haciendo así una valoración sobre cómo nos vemos, como nos sentimos, como sentimos que estamos y encajamos en el mundo.
Entender en que consiste la autoestima nos puede ayudar para muchas cosas, ya sea para poder enfrentar situaciones nuevas o poder salir adelante ante cualquier problema, así mismo poder reforzar la autoestima de una manera positiva de las personas que pudieran estar en riesgo de tener un TCA o bien alguna persona que ya esté en ella.
¿Y cómo se puede mejorar la autoestima?
Aprendiendo a ser selectivo con nuestros pensamientos que permitimos que entren en nuestra mente, una mente que solo nosotros controlamos desde la conexión con nuestro cuerpo. Para aumentar nuestra autoestima, no hay que luchar contra lo que nos duele, no nos gusta o nos genera ansiedad, sino dirigir nuestra atención hacia todo lo que nos construye, integra y libera.
A continuación enlistamos 8 pasos para ser selectivos con nuestros pensamientos:
- Convierte lo negativo en positivo: No pierdas las ganas de pensar en positivo, invierte todo lo que parezca mal o que no tiene solución. Ejemplo: Cambia el “No hables” por “Tengo mucho que decir”.
- No generalizar: las experiencias negativas que hemos tenido no rigen nuestro futuro, es importante aceptar que hemos tenido fallas en algunas áreas de nuestra vida pero no nos hacen “poco hábiles”
- Centrarnos en lo positivo: debemos acostumbrarnos a observar las características buenas que tenemos, ya que todos tenemos algo bueno de lo cual sentirnos orgullosos, por lo que debemos apreciarlo y tenerlo en cuenta cuando nos evaluemos a nosotros mismos.
- Hacernos conscientes de los logros o éxitos: Todos debemos reconocer en nosotros la capacidad de hacer cosas bien en determinados ámbitos de nuestra vida y que debemos seguir esforzándonos para tener más logros en el futuro.
- No compararse: Todas las personas somos diferentes, y todos tenemos cualidades positivas y negativas. Aunque nos veamos “peores” que otros en algunas cuestiones, seguramente seremos “mejores” en otras; por tanto, no tiene sentido que nos comparemos o que nos sintamos “inferiores” a otras personas.
- Confiar en nosotros mismos: Es importante actuar siempre de acuerdo a lo que pensamos y sentimos, sin preocuparnos excesivamente por la aprobación de los demás.
- Aceptarnos a nosotros mismos: Es fundamental aceptar que con nuestras cualidades y defectos, somos ante todo, personas importantes y valiosas por el simple hecho de existir.
- Esforzarnos para mejorar: Una buena forma de mejorar nuestra autoestima es tratar de superarnos en aquellos aspectos que nosotros mismos sabemos que podemos mejorar. Para ello es útil que identifiquemos qué es lo que nos gustaría cambiar de nosotros mismos o que nos haría mejores si lo cambiamos.
Moreno, G. M. A & Ortiz V. G. R. (2009) Trastorno Alimentario y su relación con la imagen corporal y la Autoestima en Adolescentes. Terapia Psicológica 27(2) 181 – 190.