Cómo medir la inteligencia emocional
Vamos a hablar sobre cómo medir la inteligencia emocional de una persona. Y es que, como ya hemos visto en otros artículos, la inteligencia emocional:
- Es un pilar básico del autoconocimiento.
- Ayuda a no perder el foco.
- Ayuda a saber relacionarse con los demás de una forma sana.
- Da capacidad de liderazgo e influencia.
- Ayuda al bienestar psicológico y general de una persona.
Pero, ¿para qué nos puede interesar saber cómo medir la inteligencia emocional de una persona? Para nosotras, la respuesta es muy clara: saber tus niveles de inteligencia emocional, en cada una de sus áreas, te permitirá saber cuáles tienes que potenciar.
Tener interés en medir, de algún modo, el manejo de tus emociones ya es un primer paso y demuestra tus ganas de seguir creciendo.
Con este post hoy responderemos a las siguientes preguntas:
- ¿Cómo podemos saber si somos capaces de manejar nuestras emociones o son ellas las que nos controlan a nosotros?
- ¿Hay algún instrumento que permita medir la inteligencia emocional?
¿Cómo medir la inteligencia emocional de una persona?
A continuación, vamos a ver a qué señales debes estar atento para poder evaluar ya no solo tu nivel de inteligencia emocional, sino también el de los demás.
1. Percepción de las emociones, propias y de los demás
Una persona con un alto nivel de inteligencia emocional es capaz de identificar sus emociones y se cuestiona acerca de ellas, de su origen y de su evolución.
Para lograrlo, es fundamental conectar con uno mismo y hacerse preguntas: ¿qué siento ahora mismo?, ¿por qué me siento de este modo?, ¿qué ha hecho que me sienta así?, etc.
Pero alguien con inteligencia emocional no solo cuestiona sus propias emociones, sino también las de los demás. En este caso, las preguntas estarían enfocadas a las emociones del resto: ¿cómo se sentirá esta persona?, ¿por qué motivo se siente de esta forma?, ¿cómo puedo ayudarle?, etc.
De este modo, alguien con estas características puede conectar más profundamente con las personas del entorno gracias a su gran empatía; consiguiendo así relaciones valiosas y duraderas.
2. Control de las emociones
Si queremos saber cómo medir la inteligencia emocional de una persona tenemos que conocer hasta qué punto puede controlar sus emociones ante una situación límite, tensa, incómoda o complicada.
Este autocontrol permite evitar ciertas reacciones de las que después nos podemos arrepentir.
¿Soy capaz de guardar la calma y pensar con claridad? ¿Pienso antes de actuar? Estas son dos ejemplos de preguntas que nos podemos hacer para evaluar el nivel de autocontrol de uno mismo o de otra persona.
3. Actitud ante los problemas del día a día y los fracasos
En relación al punto anterior, surge esta otra señal. Y es que una persona que sabe controlar sus emociones afronta los problemas del día a día de otra forma, ya que aprende a relativizarlos.
Dicho de otro modo, aprende a distinguir los problemas que realmente son importantes y los que no.
Es normal que tras un tropiezo uno se sienta desanimado o bajo de ánimos, pero bajo ninguna circunstancia tenemos que permitir que esa sensación se apodere de nosotros.
El punto está en hacerse preguntas como estas: ¿realmente esto que ha ocurrido es tan grave?, ¿esto es algo que me preocupará dentro de unos meses?, ¿qué daños ha ocasionado este problema?, ¿cómo se pueden solucionar?, etc.
Según las respuestas a estas preguntas, podremos distinguir las situaciones que realmente merecen preocupación o no.
De igual forma que los fracasos, sea el que sea, para personas con un alto nivel de inteligencia no suponen el fin del mundo. ¡Justo al revés! Para ellas un fracaso siempre se convertirá en un aprendizaje y una experiencia de la que sacar cosas positivas.
Vamos con algunas preguntas que te ayudarán a medir tu inteligencia emocional según esta señal: ¿que he aprendido de este proceso?, ¿con qué partes positivas me voy a quedar?, ¿a cuánta gente he conocido a lo largo de esta experiencia que ahora son personas especiales e importantes para mí?, etc.
Explicado de otra forma, una persona que no tiene inteligencia emocional pondría el foco en lo negativo: en lo que ha perdido y en lo que ha dejado de ganar.
¡Démosle la vuelta a la tortilla!
4. Nivel de adaptación al cambio
A diferencia de muchas personas que no trabajan para mejorar sus capacidades emocionales, las que sí lo hacen no tienen miedo a los cambios. O mejor dicho… sí tienen miedo a los cambios, pero no permiten que este miedo les frene. Actúan igualmente.
¿El motivo? Perciben los cambios como retos, como algo motivante y los cogen con ganas.
Las personas con una gran inteligencia emocional ven los cambios como oportunidades que les llevará a algo mejor; suponen para ellos parte de un proceso de aprendizaje y crecimiento.
5. Saber escuchar y alta capacidad de observación del entorno
La quinta señal se basa en saber escuchar a los demás y en la observación del entorno.
El prestar atención a la gente que tenemos cerca, escucharlas sin pretender ser los protagonistas de las conversaciones o quedar por encima del resto, ser humilde y saber que siempre se puede aprender de los demás, etc. son indicadores importantes que nos permiten saber cómo medir la inteligencia emocional.
Por otra parte, estar atentos de lo que nos rodea y sentir curiosidad por los pequeños detalles que para los demás son imperceptibles también son señales que hay que tener en cuenta.
Entonces, ¿existe algún instrumento para medir la inteligencia emocional?
Si te preguntas si hay algún tipo de instrumento para poder medir la inteligencia emocional, la respuesta es no. ¿Decepcionado?
A diferencia de otros tipos de inteligencias, la emocional no se puede medir con ningún tipo de test que dé una puntuación numérica. En este caso, el único instrumento para medir la inteligencia emocional es la pregunta.
Como hemos ido viendo en cada una de las señales, la clave es lanzar las preguntas adecuadas hasta encontrar las respuestas.
Y, por supuesto, lo que realmente marca la diferencia es reflexionar sobre las respuestas que obtengas y buscar la forma de mejorar “los resultados”.
¿Y tú? ¿De qué forma pones a pruebas tu inteligencia emocional? ¡Cuéntanos en comentarios o en nuestras redes sociales?